Terapiambart. Arteterapia transdisciplinaria y holística
martes, 4 de agosto de 2015
ARTETERAPIA
Para qué sirve el arteterapia
Si bien inicialmente empezó a usarse el
arteterapia con fines meramente terapéuticos, actualmente ha ampliado su ámbito
de actuación, sirviendo igualmente para procesos de cambio, como vía de autoconocimiento y para desarrollar ciertas habilidades, como la creatividad,
percepción, intuición, etc. El arteterapia es una técnica de desarrollo
personal y de expresión emocional, por tanto no es
necesario poseer ningún trastorno psicológico, sino simplemente sentir la
necesidad de explorar a través del arte, para investigar y descubrir
nuestras propias potencias, abordar las emociones conflictivas, liberar
bloqueos y hacernos conscientes de nuestra realidad más íntima. Utilizar las
diversas formas de expresión artística como instrumentos para expresar con
autenticidad nuestros sentimientos, emociones y estados vitales,
permitiendo aflorar lo que transita por nuestro interior, sin autocensura y sin
pasar por el filtro de la mente racional y sus jueces, sirve para abordar
emociones conflictivas que te bloquean. Dichas emociones conflictivas impiden que lleves una vida más
plena: ansiedad, angustia, miedo, rabia, estrés, agresividad, tristeza,
depresión, bloqueos personales, traumas del pasado... El arteterapia te ayuda en procesos
vitales específicos: procesos de cambio, ruptura, pérdida y duelo, abandono y
rechazo, insatisfacción o crisis existencial, dificultades de relación (con
hijos, padres, amigos o compañeros de trabajo).
Muchos terapeutas utilizan la terapia
artística para abarcar áreas inabarcables con una terapia verbal. Cada
vez se utiliza más en residencias de ancianos, colectivos con problemas de
integración y deficiencias psíquicas, enfermos psiquiátricos, etc.
También en el tratamiento de enfermedades como la ansiedad, la fibromialgia, los
trastornos alimentarios, las enfermedades oncológicas...
Cómo se lleva a cabo el arteterapia
A través de diferentes manifestaciones
artísticas: pintura, fotografía, teatro, modelado, collage, danza, escritura,
poesía, música..., expresamos lo que guardamos en nuestro interior. Nuestros
conflictos, miedos, angustias, necesidades, frustraciones, anhelos, sueños...
afloran cuando nos dejamos llevar por la obra que estamos representando.
En el arteterapia, nadie más que el autor
interpreta la obra. El terapeuta ofrece una serie de instrucciones o consignas
y ejercicios a realizar, pero es la persona la que sabe lo que su trabajo
significa, independientemente de que luego se compartan los resultados con el
terapeuta o con el grupo. Por eso es importante que el trabajo se desarrolle
sin hablar, que no se produzcan interrupciones externas que puedan distraer al
"artista" de la conexión con su tarea. Es mediante la actividad
creativa como la persona llega a la realización consciente del ejercicio, en el
que se manifiesta la parte más inconsciente.
Además, no se requiere de capacidades artísticas, ni que el resultado de la obra tenga un gran valor artístico. Sin ser necesarias habilidades ni conocimientos plásticos, la obra es siempre valiosa porque nace de la autenticidad del creador. Por ello es fundamental que el trabajo se haga con la suficiente espontaneidad, responsabilidad, conciencia y sinceridad. El mayor valor es el que la persona rescata de su interior, lo que descubre, los cambios que se producen dentro de él. Una vez adquirida la conciencia, es necesaria una buena dosis de responsabilidad: que la persona se comprometa consigo misma para llevar a cabo ciertas correcciones en su manera de actuar.
Pero es observando la creación y reflexionando sobre la misma como el terapeuta y el paciente ven reflejado el mundo interno y establecen dónde se encuentra el desequilibrio. Los elementos artísticos son la base para tomar conciencia, sobre la que posteriormente se empiezan a efectuar cambios que se trasladan al día a día. Por lo tanto, se requiere de un compromiso por parte del paciente, ya que es él quien debe responsabilizarse durante su proceso sanador.
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